El vidrio aislante es el principal producto que ahorra un 50% de energía en edificios públicos y un 65% en edificios residenciales. Mejorar su calidad es la máxima prioridad de la tecnología actual de ahorro de energía en los edificios. Por lo tanto, al controlar varios aspectos, como la selección de materiales, el procesamiento y la fabricación, y el entorno del proceso, podemos evitar que el vidrio aislante falle por condensación, extender su vida útil y reducir los costos de mantenimiento. Esto no sólo puede traer beneficios económicos sino también lograr mejores beneficios sociales.
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